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Novedades en síndrome de Williams

Aunque se han descrito múltiples complicaciones endocrinas y metabólicas en individuos con Síndrome de Williams, el perfil metabolómico de estos pacientes, especialmente en edades tempranas, no ha sido ampliamente explorado. Este estudio tiene como objetivo identificar metabolitos diferenciales y rutas metabólicas alteradas asociadas a este síndrome.

La expresión "perfil metabolómico" se refiere al conjunto completo de metabolitos (pequeñas moléculas como azúcares, aminoácidos, lípidos, etc.) presentes en una muestra biológica (por ejemplo, sangre, orina, tejidos) en un momento determinado, se trata de una especie de “foto química” de ese conjunto: describe qué metabolitos están presentes y en qué cantidad.

El término “metabolito” se refiere a cualquier molécula que participa en el metabolismo, ya sea como producto intermedio o final de reacciones metabólicas.  El estudio del perfil metabólico sirve para detectar alteraciones metabólicas asociadas a enfermedades, identificar diagnósticos y comprender cómo funciona o falla el metabolismo en determinadas condiciones, como el Síndrome de Williams, para de esta manera, poder proporcionar las intervenciones y cuidados necesarios.

El estudio incluyó a 25 niños con diagnóstico confirmado de Síndrome de Williams, con una edad media de 5 años. Estos fueron comparados con un grupo control de 25 niños sanos emparejados por edad y sexo. Para analizar el perfil metabolómico se empleó la técnica biológica cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas (LC-MS/MS).

A continuación, se describen brevemente los hallazgos principales del estudio metabolómico. En primer lugar, de los 465 metabolitos que se detectaron, 105 estuvieron aumentados en los niños con el síndrome y 64 disminuidos, respecto a los niveles de metabolitos del grupo control. Esto sugiere que los niños con Síndrome de Williams tienen un perfil metabolómico claramente distinto.

Los metabolitos con mayor diferencia de abundancia incluyeron, entre los que se vieron aumentados: ácido palmitoleico, ácido taurocólico, L-kynurenina, creatinina, homogentisato y adenosina-5’-fosfato disódico. Y entre los que se vieron disminuidos, destacan: ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA), ácido docosahexaenoico (DHA), ácido araquídico, litocolato y 17α-estradiol.

Una ruta metabólica es una serie de reacciones químicas encadenadas que ocurren dentro de una célula o un organismo, donde una sustancia se transforma paso a paso en otra, gracias a la acción de enzimas específicas. El análisis reveló 15 rutas significativamente afectadas en el perfil de Síndrome de Williams, entre las más relevantes destacan: metabolismo del colesterol, biosíntesis de arginina, esteroidogénesis ovárica, metabolismo de fenilalanina, tirosina y triptófano y digestión y absorción de proteínas.

También se observaron asociaciones entre el perfil metabolómico encontrado y diferentes manifestaciones clínicas. Los niños con hernia inguinal, estenosis pulmonar periférica o retraso del crecimiento mostraron perfiles metabolómicos específicos. Un mayor tamaño de la deleción genética se asoció con niveles reducidos de varios metabolitos. Niveles elevados de creatinina sugieren un riesgo potencial de enfermedad renal crónica. Por último, metabolitos relacionados con la esteroidogénesis podrían estar vinculados con la pubertad precoz, frecuente en SWB.

Finalmente, se observó que los perfiles metabolómicos de los niños con Síndrome de Willians compartieron similitudes con aquellos observados en trastornos como: enfermedad celíaca, trastornos del espectro autista, alzheimer, esquizofrenia, deficiencia de NAD y galactosemia tipo 1. Este hallazgo refuerza la hipótesis de rutas metabólicas compartidas entre trastornos del neurodesarrollo y sugiere que los pacientes con Síndrome de Williams podrían beneficiarse de estrategias terapéuticas similares.

 

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Autores: Guannan Bai, Weijun Chen, Chai Ji, Yang Yang, Jiyang Shen, Fangfang Li, Yang Wen, Danny Junyi Tan, Xiaoling Jiang, Yingping Xiao, Jinluan Chen.

Referencia bibliográfica: Bai, G., Chen, W., Ji, C. et al. Metabolomic profiles in serum uncover novel biomarkers in children with Williams–Beuren syndrome. Sci Rep 15, 9437 (2025). https://doi.org/10.1038/s41598-025-94018-w

La clemastina, una medicina aprobada por la FDA (Agencia Gubernamental de Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU), y comúnmente utilizada para tratar alergias, mejora la mielinización (para más información: https://link.springer.com/article/10.1007/s11064-021-03465-0).

Diversos estudios han demostrado que las personas diagnosticadas con síndrome de Williams tienen déficits en la mielinización (para más información: https://www.nature.com/articles/s41593-019-0380-9), un proceso fundamental para el desarrollo y funcionamiento neural típico.

Así, un grupo de científicos encabezados por el Prof. Boaz Barak ha comenzado un ensayo clínico acerca del uso de la clemastina para mejorar los procesos de mielinización en personas diagnosticadas con síndrome de Williams. De probarse efectivo este tratamiento, tendría el potencial de mejorar la calidad de vida de las personas diagnosticadas con síndrome de Williams, ya que podría llegar a ser efectivo para la mejora de los déficits cognitivos, motores y sociales presentes en este síndrome.

En cualquier caso, el ensayo clínico se encuentra todavía en su primera fase, y se espera que esta fase concluya en diciembre de 2025.

Para más información, se puede consultar el siguiente enlace:


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El estudio incluyó 31 adultos con Síndrome de Williams, quienes participaron en una entrevista individual que combinó preguntas abiertas sobre la depresión y la aplicación de la Escala de Depresión de Glasgow para Personas con Discapacidad Intelectual (GDS-LD). Los objetivos principales fueron:

- Identificar cómo los adultos con Síndrome de Williams conceptualizan la depresión.

- Determinar cuántos han experimentado síntomas depresivos.

- Evaluar cuántos obtienen puntajes elevados en la escala GDS-LD.

- Comparar sus descripciones con los ítems de la escala para detectar posibles discrepancias, y así evaluar el instrumento.

Los resultados mostraron que la mayoría de los participantes pudieron definir la depresión en términos emocionales y situacionales. Sus respuestas se agruparon en cinco categorías:

·       Tristeza: "sentirse triste por mucho tiempo", "no ser feliz", "sentirse vacío".

·       Irritación y enfado: "estar de mal humor", "sentirse frustrado", "enfadarse con facilidad".

·       Estrés y ansiedad: "estar preocupado todo el tiempo", "sentirse nervioso o asustado".

·       Sensación de no ser querido o respetado: "que te traten mal", "que te ignoren", "ser víctima de burlas".

·       Soledad: "sentirse solo", "no tener a nadie con quien hablar".

En relación con la prevalencia de los síntomas depresivos, el 70.9% de los participantes informaron haber sentido depresión en algún momento de sus vidas. Sin embargo, solo el 16.7% había recibido un diagnóstico formal, pudiendo estar ante un caso de infradiagnóstico. Las experiencias más mencionadas como detonantes de la depresión fueron la muerte de un ser querido, episodios de acoso o bullying y aislamiento social (por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19).

Respecto a la evaluación realizada con la escala GDS-LD, la media de puntación en la escala fue de 8 puntos (siendo la mínima puntuación de la escala el 0 y la máxima 27 puntos). Solo cinco participantes (16.1%) obtuvieron puntuaciones en el umbral para una posible depresión clínica. Así, se encontraron discrepancias entre los resultados de la escala y los reportes de los participantes sobre su estado emocional.

Finalmente, en cuanto a la evaluación de la escala, de los 20 ítems de la escala GDS-LD, solo 11 coincidieron con las experiencias descritas por los participantes. Por ejemplo, las preguntas sobre tristeza y ansiedad se alinearon con sus respuestas, mientras que las relacionadas con higiene personal, sueño y alimentación no fueron mencionadas espontáneamente. Se puede concluir que los instrumentos actuales parecen no ser adecuados para esta población, ya que incluyen síntomas menos relevantes que los padecidos realmente por las personas con Síndrome de Williams.


Autores: Marisa H. Fisher, Elizabeth Liffley, Rhonda S. Black and Rebecca R. Kammes.

Referencia bibliográfica: Fisher, M. H., Liffley, E., Black, R. S., & Kammes, R. R. (2025). “And I Just don’t Like Being Depressed”: Exploring Experiences of Depression in Adults with Williams Syndrome, Journal of Mental Health Research in Intellectual Disabilities DOI: 10.1080/19315864.2025.2471281


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Dr. Carlos Romero Rivas

Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación
Universidad de Granada

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